Ha fallecido J.D. Salinger, autor de uno de los libros más decisivos para la juventud contemporánea occidental, El guardian entre el centeno. 90 años y un espíritu que perseguía el anonimato aunque, paradójicamente, lo que hiciese fuera estimularlo más. La imagen que ha ido apareciendo en prensa estos días -la de él enfadado y amanezando con el puño- es muy popular, seguro que más que la mayoría de las de Norman Mailer (por decir otro autor norteamericano; un día hablaré más del sr. Mailer).
Tan sólo puede recomendar leer sus escasos y maravillosos libros (nunca se habla de sus Nueve cuentos, que son también una pequeña joya -todos en Alianza bolsillo a un precio insuperable-). Que Salinger haya vendido hasta la fecha 60 millones de libros no es casualidad, Holden Caulfield -protagonista de El guardián entre el centeno- representa perfectamente al joven desorientado, enfadado con todos, en busca de una individualidad en una sociedad dolorosa e inhumana. Un retrato pues de cualquier joven y de su egoísmo infinito.
Aparte, queda claro, las neuras y demás del autor. Negación total a aparecer en público, nada de entrevistas (en su vida sólo dió apuntes para una), nada de fotos (esta que incluyo es una de las pocas que existen), y un comportamiento un tanto peculiar (su hija escribió un libro en el que no le ponía precisamente como padre modélico, entre otras lindezas, aseguraba, bebía su propia orina y se pasaba el día viendo televisión basura). Decidió no compartir más su literatura, se dijo también que ya sólo escribía para sí mismo, quizás ahora, con su muerte, algo salga a la luz y disfrutemos de nuevo de esa vibración única del maestro "raro" y de los raros, JD Salinger.
Aunque quizás, también, el mundo haya cambiando algo desde Salinger-Caulfield y su introspección no-ruidosa...
LA LABOR DEL TERMINATOR: Tomás Soler Borja.
Hace 1 día
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