jueves, 28 de mayo de 2009

Siempre colgados


Uno ha acabado por pensar que tiene afición a la literatura de adicciones. El mundo del adicto a sustancias (especialmente el heroinómano, que es un subtipo en sí mismo) tiene algo de realidad paralela, donde las cosas se consiguen de cualquier modo (a la fuerza si es necasario, aunque la inteligencia -eso que los españoles llamamos picardía- siempre hace su aparición). Colgados en Murder Mile es la historia (en principio biografía del propio O´Neill)de una pareja de adictos que deja Los Ángeles para ir a Londres. La adicción, viene a concluir, es igual en todas partes. El desasosiego también. Lo demás, anécdotas o literatura, es cuestión de quien lo describe. Hay música, poco sexo (la heroína anula el deseo sexual, todo se concentra en la droga) y mucha calle. Camellos timadores, puritanos, doctores, fármacos, pisos sucios, sangre, orina...un universo encerrado en una forma de entender las cosas.
El libro ha tenido un relativo éxito en USA, otro universo acostumbrado a la ficción real de este tipo (no hay que olvidar al bueno de Borroughs), por lo que me parece un acierto contar con esta obra traducida al castellano. No sé si pasará a la Historia (lo veo difícil), pero al menos mantiene el interés por esa literatura adicta. Recomiendo su lectura, especialmente la primera parte, con una intensidad que, desgraciadamente, va decreciendo. Su comienzo es totalmente arrollador y adictivo (valga la redundancia). El formato del libro, el nuevo formato de moda. Además, uno, como siempre, queda con la sensación de que el adicto extraño (el extranjero, británico o norteamericano) tiene mejor gusto y visión de las cosas. Siempre escucha buena música y gusta de interesantes conversaciones. Aquí, por desgracia, no suele pasar de Los Chichos y maquinar el modo de robar a alguien. Qué importante la necesidad de ficción (y de buen gusto) en este país.

Si es que estos Colgados escuchaban hasta My Bloody Valentine...ay.

martes, 26 de mayo de 2009

El gran timo de rock n´rolla

Era la última oportunidad que le daba al ex de Madonna. Y no ha pasado la prueba. Rock n´rolla es sólo artificio. La historia deja mucho que desear y uno acaba por perder poco a poco el interés (la contable fumadora constante cansa, por ejemplo). Ni toda la agitación del mundo (que la tiene) salva un estilo ya francamente en decadencia. Lo que, por ejemplo, era sorpresa, ingenio y estilo en Trainspotting (también estilo videoclip y que no ha parado de ver por lo que se parece) se pierde aquí en las mil y una repeticiones de lo mismo (¿no se cansa ya Ritchie de torturar a sus actores con animales? –cerdos, cangrejos… ¿cuál será el siguiente en la cadena alimenticia? Pobre Noé).



Lo mejor, y ya es decir bastante, la estrella de rock. Entre bocazas, visionario y decadente. ¿Os recuerda a alguien? (sí, el ex de esa otra reinona, Kate Moss). Si es que al final aquí solo va a hacer cine o tener repercusión el famoseo. Menos mal que nos queda Haneke (y no lo digo por snobismo). Para el recuerdo la descripción del paquete de tabaco y una gran canción de The Subways…

lunes, 18 de mayo de 2009

Vega (Alan) nunca falla

No dejo de escuchar "Saturn Strip" de Alan Vega. Es hipnótico. Quise ver sus resultados con las masas y no me defraudó, me volvió a recordar que el genio neoyorkino es más efectivo cuanto más sorprende (por desconocido) a quien lo escucha. "Goodbye Darling" resultó un atractivo cóctel de mundo subterráneo, minimalismo y subversión (justo lo que necesitan estos tiempos). Hubo hasta breves aplausos.



Vega deja atrás los tópicos y nos recuerda que puede haber vida después de una genialidad llamada Suicide. Repetición y más repetición frente a una realidad caótica e impredicible. El punk también se basaba en una idea similar.

Larga vida a Alan vega. Larga vida a la música que nos salvará.

jueves, 14 de mayo de 2009

Sesión pura electricidad viernes 15 en Plástico

Y sonarán trombones, y temblará la tierra, y el infierno hecho música bajará a la tierra, desearás haber orinado antes, podido respirar con antelación... todo para no perderte una sesión histórica

JUGO DJ & JULIO ELÉCTRICO





Todos los sonidos posibles en una noche hecha para el disfrute auditivo y el placer sensorial. Pura electricidad. Pura vida.


Se recomienda no haber bailado antes (al menos durante unas horas) para poder darlo todo.


Más que recomendable.


martes, 12 de mayo de 2009

Curtis, hombre y mito en Control

Afortunadamente, el domingo en el Albéitar se proyectó la cinta de Corbjin Control, una historia en blanco y negro de Ian Curtis, vocalista de la formación post-punk por excelencia, los excelentes Joy Division. En general, se había creado muchas expectativas con esta cinta en los medios (de hecho, su estreno llega tiempo después a las salas comerciales). La verdad es que no (me) ha defraudado. Tiene algo de retrato generacional de los que vimos pronto en Curtis un icono existencial confuso por la propia vida.
Su historia es la de esos poetas precoces, como Rimbaud, la del amor aparentemente eterno y las dudas sobre lo correcto y lo incorrecto (que a todos, más o menos, nos asaltan, el modo de resolverlo es otra cosa). No es difícil sentirse identificado con un Curtis impulsivo, amante de la música glam, lector de poesía y aparente conflictividad con la tiranía del amor. Excelente interpretación la de los actores, aunque el resto de los Joy Division (luego New Order) tienen algo de pardillos a los que se les coge cariño por su ingenuidad (sus declaraciones parecen de quinceañeros). Para el recuerdo la actitud entre pesarosa y desafiante del Curtis fílmico, las canciones, por supuesto (volví a reafirmarme en que Unknown Pleasures es su gran álbum) y ese blanco y negro que tiene algo de imagen colectiva y eterna de un tiempo en que Manchester cambiaría el mundo musical y real a varias generaciones.



Creo que la cinta tiene paralelismos con otra película sobre líder rock, Jim Morrison en The Doors de Oliver Stone. Ambas inspeccionan su mundo amatorio, su sentimentalidad poética y su muerte precoz. Color en los 60 frente a blanco y negro tras el grito primario punk. Dos leyendas rock, dos figuras de T-shirt y, tal vez, dos formas de ser joven que no se alejan tanto (Curtis era un gran admirador de Morrison). Ambas quieren ser legendarias, ambas quieren ser eternas.
Control, no debe olvidarse, es la historia de otro ocaso, esta vez con gabardinas largas, epilepsia, poco dinero y la frustración que lo habita instantáneamente todo. Aunque el final es el mismo (desgraciadamente lo es para todos), la muerte precoz (y el nacimiento de otra cosa). Consigue recordarnos que Curtis (también Morrison), como Celan, es de esos poetas jóvenes a los que los dioses quieren más y por ello se van antes (por querer pensar y cantar como ellos, entregándolo todo y quedándose sin nada).


miércoles, 6 de mayo de 2009

Darren Hayman, crónica de un concierto anunciado


Este nombre, quizás, no os diga mucho a algunos. Hace tiempo que dejó de sonar en algunos ambientes. Tal vez Hefner sea más familiar. Tal vez no. La prensa musical especializada calló rendida a sus pies allá por el 2000. El grupo se disolvió y, como el Equipo A, Hayman (su líder y vocalista) sobrevive como soldado de fortuna. He seguido con desigual intensidad su trayectoria en solitario, Table For One me gustó, pero se deslucía al lado de aquellos maravillosos discos de Hefner. Todo esto viene al caso porque Darren Hayman estará el próximo sábado día 9 de mayo en el Savoy (Gijón). Llevo varios días paladeando la posibilidad de ver a uno de mis héroes pop, ese hombre que cantaba al amor “real”, pero de una forma irónica y triste. Cantaba himnos al alcohol o el tabaco (esos compañeros de viaje), a esos ratos después del sexo, a esas chicas que se van de la vida de uno y no vuelven… todo esto con la intensidad de los losers, de los que se sientan solos a beber una botella de vino tinto.
Tiene uno ganas de escuchar el tono aflautado de Hayman, sus estribillos infalibles, sus crescendos pop, esa pulsión derrotista, a ese juglar que es del amor moderno. Siempre he tenido pendiente una deuda con este hombre. Tengo que recordar que él, lejos, me educó en esto del amor adulto, mi educación sentimental que dirían los snobs. Al ir a verle, me reencontraré (espero) con ese chico despistado, hipersensible, solitario y pesimista que soy yo mismo. Sí, supongo que me veré con perspectiva. Acabaré cantando a voz en grito (si el respetable compañero me lo permite) ese The Greedy Ugly People (Is Not Like Us), una de esas canciones que nos hacían sentir que no todo estaba perdido. Haz el favor de cantarla, Darren. Es más necesaria que nunca. Te creímos.