"Quiero experimentarlo todo"
Debbie Harry
El Colectivo Dead End León y la sala Retrovisor ofrecieron el pasado (y muy reciente) martes 26 un concierto brillante, sensitivo y con mirada puesta en el futuro. Con Half Track como insignes teloneros locales, las chicas noruegas de Lucky Malice nos obsequiaron con un magnífico y arrollador directo, un regalo a medio abrir hecho de hardcore sensitivo y evasión eléctrica. Sonaron contundentes, divertidas y con ecos de todas esas chicas que han volcado nuestra sensibilidad definitivamente de su lado (desde L7 a The Donnas, pasando por Bikini Kill, The Runaways y demás féminas decididas a cambiar la realidad y el rumbo de la propia música). Con versiones más que acertadas de Buzzcocks o Ramones, y con un cancionero propio excelente, llegaron directas y sin intermediarios a los órganos más blandos y al pabellón auditivo más (hiper)estimulado por el ruido. Fue un verdadero placer escucharlas, conocerlas y sentir de cerca ese espíritu riot grrrl tan necesario como olvidado en esta deriva actual (cuando el movimiento riot grrrl debería ser algo nostálgico y no una demanda eternamente sin cumplir). Chicas consiguiendo (al menos un poco) eso que dicen tan imposible, cambiar el mundo comenzando por nosotros mismos.
Agradece uno iniciativas así, y más si provienen del subsuelo más legítimo y de individios comprometidos con un crecimiento cultural de la propia ciudad de León. Subsuelo en todos los sentidos (por las propias catacumbas del Retrovisor) y por ser una propuesta alejada de convencionalismos y mentiras agradables. Adoro extraña y enfermizamente esta ciudad, pero echaba ya de menos un directo más visceral y rabioso y no tanto algo anclado en un folk acomodaticio y conservador de formas y discursos. Lucky Malice, esas chicas del norte, trajeron consigo cierta furia llena de belleza, hedonismo sin coartadas y actitud arty ante una vida que no acaba de ofrecer demasiadas esperanzas. Música que se extendía físicamente por ese pequeño mercadillo con vinilos, casettes y VHS, como volver sutil y delicadamente a una década, los 90, en que las cosas (todavía) se podían tocar con los dedos: la música, las personas y el propio futuro. Tal vez nos equivocamos de lleno en algún momento. Por suerte, estas chicas de fría simpatía nórdica trajeron las preguntas adecuadas.
[ Lucky Malice, formas femeninas y cambios pendientes ]