lunes, 22 de febrero de 2010

El cine por el cine

Nueva cinta de Mr. Scorssese, el otrora revolucionario activo del celuloide lleva tiempo haciendo cine más o menos clásico. Su nueva cinta, Shutter Island, no es una excepción. Clásica sí, sin duda, pero con algo verdaderamente inquietante (pese a sus elementos predecibles -una de sus críticas más frecuentes-). Revisar ahora Shutter Island, más de 72 horas después, es un ejercicio agradable, como meditar sobre un poema bien orquestado. Porque, no nos engañemos, esa es su principal baza, la maestría del director: impecable, redonda, justa, sin excesos (todo lo contrario que Taxi Driver, otra gran obra pero desde otras premisas). Estoy prácticamente seguro que cuando el espectador vea la cinta se llevaré algo a sus rincones más oscuros (la película es un efectista psicoanálisis del dolor). Ya que abismos, claro, tenemos todos.


Otra cinta, más underground y alejada de convencionalismos, es Kontroll, una película europea con varios premios destacados y parte de la selección oficial de Cannes. Las profundidas, en todos los sentidos, de los que viven en las catacumbas, de los que no ven el sol, de los que la locura-neurosis se adueña más día a día... Kontroll, aparentemente, habla de unos cuantos controladores del metro, poniendo multas, intentando hacer interesante una vida que no lo es. El filme está plagado de imágenes bellas (los conductos del aire, la fiesta) y otros totalmente horribles (golpes, sangre...), todo lo que esconde la vida, belleza y tragedia justo al bajar ahí abajo, al Metro, el lugar donde la luz no llega y el aire es un poco más irrespirable.




[Beck, el geniecillo blanco, con su "Devil´s Haircut" en directo. Una pieza maestra de los 90. ¿Es sólo a mí o no les recuerda al mejor Bowie?]

jueves, 18 de febrero de 2010

Fascinación por Modigliani

Qué fascinación he sentido siempre por el gran Modiaglini. Excesivo, alcohólico, maldito...todo por elección propia. Y cuando podía perder todo ello, volvía con más fortaleza si cabe a esa excesividad natural. Pero no sólo el personaje Modiaglini es valioso, también lo es su pintura, armónica con los sueños y, sobre todo, elegante. Ya decía Picasso que Modiaglini era el único que sabía vestir en todo París. Bueno, una elegancia desastrosa (con lamparones), que es otro tipo de elegancia.


Modiagliani vino a instalarse en mi vida. Sobre todo gracias a la película que hizo Becker, que me acercó al individuo, a su romanticismo suicida, a sus creencias personales y radicales... Observar a Modigliani es observar una forma coherente y atractiva (hasta los límites humanos) de entender la vida. Suena a tópico, pero creánme, nunca más acertado. Miren esos ojos vacíos, quizá se vean a sí mismos.


[Paraíso en su paso por Popgrama, con una alucinada, divertida y marciana canción como "En la morgue". Acabarán cantándola: "Cómodo apartamento...En la morgue...Servicios religiosos...]

martes, 16 de febrero de 2010

Lectura poética y cine y dolor

Cada vez leo poesía con más pasión. Con la fruición de los desesperados, de los que creen que la vida es un engaño colectivo e insípido. La poesía como reclamo de una realidad descifrada, "real", profunda y, en cierto sentido, verdadera. La poesía como extensión de nuestras mentes enfermas por el trabajo y las bebidas carbonatadas. Pieza interesante este Quién mató a Kennedy y por qué de Eduardo Fraile. También premio Fray Luis de León, como el reciente de Luis Artigue. Mi ehnorabuena desde aquí, Luis. Quedamos a la espera de ver ese nuevo gran poemario.

Otro poemario reciente al que me ha acercado, casi por pura casualidad (como casi todas las cosas importantes), es este singular Ciudad del hombre: Nueva York de J.M. Fonollosa. Un escritor apartado de la escena literaria de su momento y que ha pervivido gracias a Gimferrer. Acertado, provocador, tremendamente machista... Ciudad del hombre: Nueva York es un libro poco habitual, lejos de todo lo políticamente correcto que llena las librerías y los estantes polvorientos de una civilización, cuando menos, indeseable. Ayer mismo lo hablaba en un debate improvisado, entre cerveza caliente y opiniones divergentes, la sinceridad es peligrosa. Tanto, que podría acarrear la muerte. Pues, señores, la poesía tiene ese valor. Ya alguien decía que la verdad es poesía. Lo sentimos justo en el abdomen que es profundamente así.


*Hace poco leía el aumento significativo de asistentes/clientes/espectadores a los cines. Cuando parecía que el cine estaba moribundo, llega una crisis económica y la población vuelve a los cines, a dejarse atrapar por historias agradables, lejos del descomunal ruido de ahí fuera. Ocurrió antes y ocurre ahora. [Sonido: The Killers en la banda sonora de Control, la película sobre la historia de Ian Curtis, vocalista de Joy Division, seguro que este relato tan dramático no tendrá tantos asistentes como Avatar].

jueves, 4 de febrero de 2010

Nuestras relaciones con el dinero

Las relaciones con el vil metal son complejas, pero excesivamente sencillas en la ausencia de las mismas. El dinero se ha convertido progresivamente en una religión más feroz, alienante e inhumana. El dinero o los benificios de unos pocos han provocado la mayoría de las guerras. Frente a unos que lo tienen absolutamente todo (en términos económicos, claro, porque en el resto de aspectos están cada vez más dudoso), los hay que no tienen absolutamente nada, terriblemente nada. Eso es tan injusto que hasta un niño lo entiende y se lo pregunta precozmente. El caos pues absoluto en la mente infantil.



Que el hombre es un terrible monstruo con sus semejantes, desgraciadamente, no es una novedad. Pero que para colmo esos monstruos-ladrones (decía Marx que toda persona extremadamente rica -aunque pocos se definirían así- es, o un ladrón o hijo de un ladrón o nieto de ladrón), decía que esos monstruos-ladrones se imponen en nuestra sociedad como modelos sociales, como adalides de un comportamiento, ejem, competitivo y luchador. Son esas personas que salen por nuestros televisores, en mansiones lujosas... y, para colmo, les reímos las gracias. Creo que hemos olvidado qué es justo y qué no. Y que haya sido siempre así no es excusa, nos vuelve cómplices todavía. Una persona sola no cambia nada, todas lo pueden todo.



*Un interesante tema de Fernando Alfaro, Chucho, sobre la mente de ese feroz monstruo...

miércoles, 3 de febrero de 2010

Sentir(se) especial

Cuánto hacemos por sentirnos especiales, ¿verdad? Nos gusta creerlo, sentirlo por toda la piel. Veía hace poco Special, un filme de lo más original sobre los sentimientos. El protagonista, fantástica actuación por cierto, comienza a participar en un experimento, pero las píldoras que toma le comienzan a hacer creer que tiene superpoderes (volar, telepatía...), mezclándose en el espectador un sentimiento entre hilarante (hay un momento en la comisaría de policía que casi, literalmente, me parto a la mitad de tanto reírme) y de un sufrimiento ajeno inmenso, sin límites. Película necesaria, con momentos de genio, que hace preguntarnos hasta dónde llega nuestra necesidad de sentirnos especiales. Y como esos fármacos han encontrado un hueco que no acaba de llenarse nunca. Ay, la felicidad, ese bien tan preciado y tan difícil de obtener. Hay quien lo busca con drogas, alcohol, riesgo...otros, entre los que me incluyo, cree que está dentro de algunas personas y se puede compartir. No acabamos de aceptar que somos insignificantes. Intentamos mentirnos con coches, dinero o drogas, ya digo. Pero ya probado, uno sabe que deja de surtir efecto.


Hay momentos, instantes, segundos a veces tan sólo, en que uno siente como todo el universo le mira a uno (entendido todo el universo como los ojos de una mujer -o varias mujeres-). Sentirse como Trip Fontaine ayuda (Las vírgenes suicidas, Sofia Coppola), pero tampoco es suficiente, sentirse especial se volatiliza como motas de polvo. Las emociones son demasiado frágiles, ya lo sabes.