jueves, 14 de febrero de 2013

Celebrarlo









Y fluye. Sigue. Nada puede hacerse.
     Nada salvo esperar. Y celebrarlo.


                           Basura, Ben Clark




















[ The House of Love,  ruido e intensidad urbana ]

















miércoles, 6 de febrero de 2013

Dios salve a Steve Jobs


Steve Jobs. El héroe. El gran patriota. El hombre del mañana. ¿Seguro? Con un poco de perspectiva y cierta distancia de su fallecimiento, expongo mi pequeña hipótesis de trabajo: Steve Jobs es un gigantesco bluff. Lo peor de todo, es que puede sonar hasta provocador. Me pongo con ello. El sr. Jobs, más que ninguna otra cosa, es un fenónemo puramente posmoderno (o ultramoderno, según autores), ese odioso individuo ejemplarizante para el resto de mortales, el espejo (perfecto) en el que mirarse según tu madre y tu jefe de empresa. ¿Por qué? Muy sencillo, solamente porque nos dio otro aparatito más a los nuevos Peter Pan, otro entretenido juego para los niños malcriados de Occidente. Se me podrá argumentar que ayudó con el diseño, las ventas, el marketing todopoderoso... todo eso me suena a mecanismos "crece-sistema", y que sepa, dados los últimos acontecimientos, no parece ninguna gran recomendación a su favor. Además, todos esos que defienden tantísimo al gurú de la manzana, parecen más hablar desde dentro de una secta que con cierta dosis de objetividad. 




Tal vez Mac sea mejor en algún sentido técnico, no me importa, hablo de otra cosa completamente distinta. Hablo de un hombre que deslocaliza empresas sin titubear, abusa de sus trabajadores en Asia (hubo una ola de suicidios en una de las fábricas de Iphone) y no duda en fastidiar y pisar a sus semejantes para lograr el ansiado "éxito" global. Y ese, curiosamente, es el gran ejemplo de héroe de nuestro tiempo. No es casualidad, supongo. Este sistema económico y social prefiere a un empresario de esta calaña que a un descubridor de vacunas, a un pensador único o al hombre o mujer que da de comer a los mendigos de su barrio. No, las prioridades son las que son. El dinero ocupa la primera posición. Mac es el futuro, nuestro mañana a la vuelta de la esquina. Y no es demagogia, es la verdad. Steve Jobs, además, como todo fenómeno posmoderno, es efímero, infinitamente intercambiable. Por eso ya nadie habla demasiado de él. Hoy toca otro héroe (echen un vistazo a la prensa para conocer al siguiente). Ni su inmensa biografía puede evitar la gran mentira, que no es el Elvis de los ordenadores, sino otra zanahoria más para seguir riendo las gracias a una forma de vida que nos aniquila, pero que, eso sí, nos da unos cuantos jueguecitos para pasar la tarde y no pensar demasiado. 













[Fee Reega, otros héroes, otras heroínas]