sábado, 28 de enero de 2012

Tetro, una interesante equivocación

La verdad por delante. Tetro no es la gran película de Coppola. Ni mucho menos. Tiene la mano del maestro, es cierto, pero está lejos, muy lejos, de la capacidad impecable del italoamericano. No soy devoto de Vincent Gallo, pero hay que reconocer que es de lo mejor de la película. Verdú simplemente se convierte en pasable, como si no pegara del todo con la historia (es más, no se profundiza apenas nada en su personaje). Aunque quizás lo más terrible sea una Carmen Maura estirada, demasiado almodovariana en la pampa, cogida por hilos, y que resulta más bien una mala caricatura, un personaje en busca de autor. Puede tener el terrible mérito de ser el personaje de Coppola con menos profundidad de toda su filmografía (y Maura no parece la culpable, o tal vez sí por prestarse a ello). Atrás quedan la magia épica de Apocalypse Now, los abismos del corazón humano de El Padrino o esa pequeña joya que nadie debería perderse, La ley de la calle, con la que entronca esta narración en su tratamiento visual (blanco y negro, y algún guiño multicolor, como contraste), dos hermanos en una particular búsqueda personal, la rivalidad y el deseo. De eso va Tetro, pero con menos garra y algún que otro descuido.




Le sobran capas a este film. Por ejemplo, sobra un guiño a la Califata (la radio creada para dar voz a los enfermos mentales sin voz), que parece una lectura rápida en un semanal durante un vuelo Nueva York-Buenos Aires. Pero también hay equipaje perfecto, imprescindible (que salva buena parte de la historia, y que justifica su misma existencia), un hermano del protagonista deslumbrante (el existencialismo teen es desde hace mucho una de mis debilidades, lo que unido a una iniciación amatoria fantástica, salva muchos de los baches ya citados). Creo en el personaje de Gallo, en ese reflejo en los glaciares, en la creación escrita como uno de los pocos medios de salvación personal (acabe o no en formato libro), creo en la verdad, en lo terrible de cierta parentalidad, y cómo no, en un Coppola que aun en momentos bajos me hace sentir que todavía merece la pena contar historias. Incluso con fallos. Ya lo decía alguien, hasta los genios se equivocan de vez en cuando. Tal vez más que la mayoría.









[No Age, aciertos noise de otro tiempo]



viernes, 6 de enero de 2012

Alivio y dolor (Balances Parciales)

El (muy) bueno y (muy) grande Felipe Zapico ha sacado nuevo libro de poemas, nueva punzada en la espalda de los muchos desheredados. Lleva por título Balances Parciales y es el poemario leonés de la temporada, así de claro. Justo ese que no deberías perderte. Si con Litros de versos ya nos revolvió una noche al completo (sin conseguir pegar ojo), con este nuevo balance nos ha dejado (hiper)estimulados y sensibles hasta el verano o el primer otoño de este apocalíptico (e integrado) dos mil doce.
Porque aquí hay belleza, mucha, no solo lo digo yo, sino también Arantxa Oteo Ugarte (y mucho mejor) en un magnífico prólogo que abre las pápilas gustativas como si de un gran solomillo con verduras se tratase. Y algo de alimenticio tiene este poemario, sumergido en la intimidad de un hombre que ve cómo las mujeres, los objetos y la vida se transforman, especialmente él mismo. Sirviendo, sobre todo, para sacar lo mejor de sí, cierta valentía y ese agujero hondo que solo intuimos con el alcohol de 40º o los libros desnudos.



No tengo la menor duda, mis líneas favoritas de este libro delicado y ágil son esto, lo que sigue, un mazazo a lo bienpensante y la falsa delicadeza:

Luna blanca
sin mácula
venciendo al negro.
Hostia pura
hostia santa
haz que me quiera Julia.
Hostia pura
puta santa
que si no se me atraganta.
Disparate de luna
escaparate en tus ojos,
yo soy diez,
uno,
ninguno.
La hostia se ríe
la luna me mira
y tú piensas callándote.

Y así, boquiabierto y atontecido por las hostias, se queda uno pensativo, lírico y algo más humano, gracias a este rígido deicida noctámbulo y luchador, que cree en la poesía como ese último estigma, un pecado que es en el fondo una bendición. Alivio y dolor. Sombras y algo de naúseas por el viaje.

La naúsea no prosperó
y el pálpito se precipitó
desde el frente.


Habla de todos, claro. Si eso pongan las imágenes de Javier Zabala en sus cabezas, junto a la almohada. Algo de blanco y negro y rock n´roll en el cruce exacto de caminos. Disfruten








[The Everly Brothers. Todos los hombres son hermanos, que decía el otro]




domingo, 1 de enero de 2012

Nuevas reglas para la conducción

De vez en cuando el cine comercial da agradables sorpresas. Drive es ese gran título escaso y necesario, el modo perfecto de reconcialiarse con la gran pantalla (ahora que todo parece pasar por lo digital y las descargas). Cuando ya resultaba un mantra asumido que en los cines no pasaba nada bueno, llega un tal Nicolas Winding Refn (Mejor Director en Cannes) y se marca un Fast & Furious nada choni, hecho de impecable buen gusto y alta dosis neuronal (apelando siempre a algo puramente instintivo y emocional, eso sí). Justo eso que muchos venimos deseando desde hace no se sabe cuándo, para así dejarse de tanta admiración artrítica y disfrutar de un un cine actual, atractivo y muy popular (dejando esnobismos y pedanterías atrás). Lo que siempre debió ser una auténtica sala de cine (si hubiese primado más, claro, la sensatez y menos las fórmulas redondas de marketing). Estilo de autor, vaya.



Ya digo, cuando estábamos un poco hartos de rollos infumables o de películas con miles de explosiones y cero chicha, llega Drive para cambiar las reglas y poner todo patas arriba. Buena fotografía, alucinante interpretación , perfecto pulso narrativo... vamos, como que he cogido luego el coche de otra manera, quería unos guantes de cuero marrón(cuando la vean entenderán el por qué). Que me venga a la memoria, no me pasaba algo así desde los Goonies.Si quieren pasar un buen rato y además ver buen cine, creo que no tienen muchas más opciones. Ahora que Cronenberg ya no saca sustancia a algo como Freud y Jung (el gran bluff de la temporada), o Polanski hace teatrillo urbanita, solo nos queda deleitarnos como adolescentes que acaban de sacarse a la primera el carné de conducir. Me cuentan. Que disfruten del nuevo año.











[Trailer de Drive. Conducir en el año del apocalipsis]