lunes, 4 de enero de 2010

Y pasan los años (y todo sigue igual)

Hoy mismo aparecía en el diario El País un artículo sobre los cambios positivos que generará la crisis económica, las perspectivas de futuro, la bondad humana y demás. Claro, con ese panorama y el patrocinio del Banco Santander todo deja mucho que desear. Lo mencionado -las mixturas, las relaciones sociales vía Internet... está ya más que tratado- habla del posmodernismo y no de una nueva realidad presidida por: trabajos basura, comida basura (o de segunda en todo caso), televisión basura y, en definitiva, vida basura por doquier. Ni es esperanzador el futuro (en principio, porque uno tiene la mala costumbre de creer en el hombre), ni la perversión del sistema había llegado tan arriba (es un banco el que nos dice que todo va a ir bien, que saldremos fortalezidos, supongo que con la intención de consumir más).

Un despropósito que reina en la realidad diaria, presidida por un individualismo cada vez más feroz (los analistas que menciona El País no sé en que mundo viven), donde las clases se mantienen, la esclavitud "sutil" (y a veces no tan sutil) se mantiene y, en vez de mejorar la vida de la mayoría, se empobrece, se destruye, y acaba siendo usada en función de los intereses comerciales y económicos del momento. Cobayas baratas es lo que somos (vías para mejorar el funcionamiento de un sistema que se mantiene a cualquier precio, nuestra vida incluida).


Se cumplen también, por cierto, 100 años de una de las calles más legendarias de este país, la Gran Vía de Madrid. Lugar entrañable de la capital, y que ha habitado multitud de libros y cultura diversa. Y así, la Gran Vía seguirá viendo pasar el tiempo (y no la Puerta de Alcalá, como equivocadamente se cantaba). Uno, aunque le cueste, guarda la esperanza de que esto sea un poco mejor.










Vivian Girls, o las chicas rockeras salvaran el mundo (Julio César Álvarez dixit)


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