Hay días en que uno se siente vivo. Ayer fue uno de esos días. Raúl Campoy presentaba en el CCAN su último poemario, Donde casi amanece, del que me hice con una copia y que, desde aquí, os recomiendo efusivamente. La de ayer fue una velada vivida, en el más profundo sentido del término. Poesía viva y vivida, diría. Pude conocer, por fin, a la magnífica -humana y líricamente- Raquel Lanseros. Sentirse rodeado de poetas -Jorge Pascual, Rafael Saravia, el propio Raúl Campoy...- es sentirse cerca de ese "otro lado", donde las cosas son más verdad. Ya decía alguien que la verdad es siempre poesía. Velada pues auténtica (un concepto, por cierto, muy empleado en la noche), transversal, que me viene a recordar mi amor por las palabras verdes y las personas que hacen que respire el lenguaje como materia de sueño.
Vivir sin poetas y poesía sería estar ya un poco muerto.
Un regalo de los dioses a los hombres sin atributos.
Los cigarrillos en zona de no fumadores, Raquel y su visión profunda de las personas (cualidad de un/a verdadero/a poeta), Esther y su aspecto magnífico de amiga beat del propio Kerouac, Cecilia y su severidad con las palabras, los libros de Visor, el amor por los poetas viejos, la comida falsamente mexicana...los ingredientes de un buen instante. Me quedo con ello para atesorarlo fielmente en los momentos de tristeza con o sin fieras.
[Television Personalities para todos ellos. Actualmente, en las calles griegas de las revueltas aparece frecuentemente una pintada que es una variación de otra de décadas pasadas, "The Television Will Not Revolutioned"]
LA LABOR DEL TERMINATOR: Tomás Soler Borja.
Hace 16 horas
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