jueves, 29 de julio de 2010

Clásica cortina de humo

Desde el mediodía de ayer, el tema de conversación en los supermercados, los autobuses o las colas del paro, parece ser el tema de la prohibición de los toros en Cataluña. No creo que nadie tenga demasiadas dudas de que es un tema político en un momento adecuado. Próximas las elecciones, los partidos nacionalistas se posicionan con su electorado. Pero lo preocupante o asombroso, según se mire, es que este tema, anule temas de mayor repercusión y calado social para la globalidad de los ciudadanos de este país complejo y raro (cada vez adoro más esta palabra). Y pienso en una reforma laboral inminente y degradante, además de una convocatoria de huelga general en breve (nada baladí este tema, teniendo en cuenta la relación amorosa sindicatos- gobierno hasta ahora). Lo que pretendo plantear es que los temas decisivos, ahora mismo, son otros (no resto importancia al tema de los toros sí- toros no, pero la urgencia no es inmediata con todo lo que hay en juego ahora mismo). De lo que hablo es de una sociedad paradójica, pero la población, aunque pretendan lo contrario, sabe qué es de verdad lo importante hoy mismo. A las 9 de la mañana, en el diario El País, aparecía como noticia más visitada la de un joven muy formado también en el paro, acostumbrado a ceder con trabajos basura y es que ni eso ya le servía para lograr un contrato. ¿Esclavitud progresiva y sin fin? Segunda noticia más visitada, claro está, los toros. No debe obviarse, es un tema populista, de los que le gusta al español medio, de los de debatir entre vino y vino, como el aumento de las penas, la cadena perpetua y cosas por el estilo (alarmante que España sea uno de los países con menor criminalidad y mayor porcentaje de reos). Porque, no es necesario engañarse, esta sociedad, salvo agradables excepciones, se está volviendo tremendamente conservadora en todos los ámbitos. Populista y conservadora. Quiere una estabilidad enfermiza. Y justo en lo que es necesario límites, definición, cede, en ese "sálvase quien pueda" que parece ya un mantra". Una mezcla explosiva que me hace descreer de un país tocado de muerte que también cree en el fútbol como su religión suprema y única. Porque, eso sí, somos de un solo Dios. Enfado pues.


El tema es increíblemente complejo. Pero de lo que estamos hablando es de un futuro incierto para todos. Y más para unas nuevas generaciones (la mía incluida) que paga los tejemanejes de cincuentones especuladores, corruptos y que sólo piensan en un coche tipo todoterreno más grande cada vez(este tema, por cierto, muy interesante y muy freudiano). Los días pasan, pero la clase política se sigue considerando según las encuestas el tercer gran problema de este país. No tengo ni idea de cuál será la solución (ojalá la tuviese en mis manos), aunque de lo que estoy seguro es de que cruzarse de brazos, dejar pasar los días hablando de toros o del coño de la Bernarda, hace que nuestras condiciones y nuestras mentes empeoren, según el ritmo que marcan unos pocos con intereses económicos en cada una de sus muchas decisiones. Lo que está por venir será probablemente peor (todos lo repetimos continuamente, sin obviar lo evidente, pero en una exacta profecía autocumplida). Veamos qué será lo siguiente. Tal vez colgar públicamente a Belén Esteban sí o no en un referéndum popular que consiga índices de audiencia estratosféricos. La pela es la pela, que dicen los catalanes (unos cuantos tópicos nos hacen la vida más fácil a todos). ¿De qué deberíamos estar hablando hoy? No sé el orden exacto, pero no priorizar es lo que tiene, aunque las cortinas de humo ya sólo engañan, espero, a cuatro, ¿verdad?

Casi lo olvidaba, ayer mismo Azul eléctrico cumplía cinco años de existencia. Gracias por todas las felicitaciones.











[Y este fin de semana a La Plaza (Gijón), un lugar cómodo del que alejarse completamente del mundo. Lugar singular de la otrora escena más importante del norte (al norte del norte, que diría Nacho Vegas)]



lunes, 26 de julio de 2010

Belle 1, Dandys 0

El gran reclamo, o los grandes reclamos, del Santander Music Festival eran, sin duda, Belle & Sebastian y los Dandys Warhols. Ambos pocos frecuentes en las listas de grupos de la ingente masa festivalera de este país (muchos, la verdad, muy prescindibles). El relleno, el picoteo, no era malo: The Wave Pictures, White Lies, La Habitación Roja (¿cuántas veces puede llegar a ver uno un mismo grupo? con La Habitación Roja ya no llevo ni la cuenta), Dorian, We Are Standard, Delorean... Todo apuntaba a un gran festival, y en parte así fue.



Resumen meridianamente claro y bipolar del directo de dos grandes bandas en los 90 hoy:

Belle & Sebastian: líricos, afortunados, solventes, técnicamente impecables, versátiles, preciosistas...

Por contra, Dandy Warhols: erráticos, pajilleros, cirujados (musical y epidermicamente), aburridos, decadentes (pero en el mal sentido)...

(Sólo se salvó Zia de los Dandy Warhols -aunque tampoco se veía nada entre tanto humo y sombras-. Aunque, ay, qué lejos parecían esos tiempos en que tocaba semidesnuda).




Añadiría, del resto, que:

White Lies: mucha artillería inicial (gastaron sus mejores temas para abrir) y deslucimiento progresivo posterior. Unos Joy Division que escuchaban de adolescentes AC/DC.

Dorian: Bellos y eufóricos, aunque sus letras siempre me han parecido poco literarias. Eso sí, deberían estar en una fiesta perfecta. Su "A cualquier otra parte", un himno innegable de esta última década.

The Wave Pictures: sólo pude escucharles de fondo, como una radio, esa radio ideal en que Hefner suena hasta en las habitaciones de las chicas guapas.

Sidonie: el grupo con mayor ojeriza del momento. No fui a verlos (nunca me han ido o dejado de ir), pero por qué hoy tienen menos crédito que un político transfuga, si cuando comenzaron se les amaba sin condiciones. Qué cosas.



Pero, lo mejor (más que los Belle & Sebastian) han sido Lourdes y Javi. No se puede ser mejor que su alma dulce y delgada. También, claro, Javier M. Llamazares. Gracias por todo, Javi, y a la gente de la Librería Gil (asistentes y personal). Hay una foto que me hicieron que tengo unas ganas terribles de colgar aquí. Un agradable fin de semana, único y delicioso, como devorar tostadas calientes con hambre.




[Estos Belle & Sebastian para todos ellos. Música, libros y buena gente como vía perfecta para salvar la vida o a uno mismo (difícil, aunque posible de vez en cuando]



miércoles, 21 de julio de 2010

Todo el temor al desorden

El desorden es un ritmo, un tono polifónico desagradable, como el picor en los ojos o la sed seca en la garganta. Respiro el alma de los callejones donde se besan los púberes precoces con lengua.

En todas las escuelas enseñan que el mundo es un lugar habitable. La primera de infinitas grandes mentiras. Y todas las tiritas arrugadas sellando las puertas que se abren por impulsos desastrosos. Luego, al menos, está arrepentirse.



Uno de estos días
las mujeres aparecerán desnudas
[por las calles,
aspirando el viento,
el anticongelante-
anticonceptivo de mi cuerpo.


Vengo sintiendo
que es horrible y hermoso
estar solo.


Las madres de los niños
escrutinan a través de las ventanas,
a través de algún agujero de la ropa,
cómo sobrevivir a todo,
cómo no morir estando vivos
(sus hijos, ya no ellas mismas).


Vengo sintiendo
que es horrible y hermoso
estar solo.

La carretera debería llevar a alguna parte.







[Daniel Johnston es la fragilidad. El resto son ficciones más o menos logradas]

jueves, 15 de julio de 2010

Arte y belleza nocturna

Acercarse a ver a Nacho nunca suele ser una mala elección. Antes con Kaiten, ahora con Art & Beauty, siempre tiene esa extraña facilidad de hacer fácil lo difícil. Y hoy en El Antiguo (hace apenas una hora) ofreció mucho de ese ruido melódico que le gusta (nos gusta) junto a Reyes a la batería.Buen sonido, alma en las palabras cantadas y esa sensación unánime de que hace vibrar la piel como si hablase directamente a la epidermis individual. Baterista exhultante, voz generosa, hoy Art & Beauty me hicieron sentirme en una de esas cavernas musicales de Los Ángeles. Supongo que algo parecido a los que escuchaban por primera vez a The Gun Club (de ahí, claro, la foto, no llevé cámara).

Me quedo, de esta noche, con su versión cercana y muy interiorizada de "All Tomorrow´s Parties" de The Velvet Underground. No estuvo mal su acercamiento a My Bloody Valentine (modificado totalmente, en sus propias palabras), ni tampoco a Robert Johnson, pero hizo suyo el canto de Reed a la perfección, con la filosofía adecuada(justo en tiempos en los que a las fiestas, ay, ya casi no acudimos por edad). Interiorismo y paisajes urbanos. El lugar donde hoy había que estar esta noche para algo de verdad. Aunque luego después sonase Queen por los altavoces cuando ellos callaron.

Si hoy estuviésemos en Nueva York, esto mismo lo estarían leyendo miles de personas, fans locos de esta pareja singular, devoradores de música y buen gusto. Pero esto, no lo olvidemos nunca, es León. Y aquí estamos más a ver pasar la vida y a hablar de lo mal qué va todo. Será mejor que Art & Beauty sigan, por el bien de todos. Porque merecen la pena y de eso León, casi seguro, no se enterará nunca.







[Hoy estos Brian Jonestown Massacre son para ellos. Música para los que hacen música.]



martes, 6 de julio de 2010

Días de (mucho) cine

Son extraños y sugerentes días de mucho cine nocturno, discos excesivos y libros de economía blanda. Pero sobre todo de cine, muchísimo cine. Decía Borges que uno sólo lee cuando relee, pues algo parecido podría decirse de las películas. Revisitar películas es visitar una parte olvidada de uno mismo. Un mirarse a contraluz.

Me acerqué, de nuevo, a la atractiva Lila y su amor a un escritor en ciernes. Ese chico árabe que ama las palabras y las caras bonitas. Lila es, tal vez, todas las mujeres que he(mos) amado. Ese volvernos locos con sus muslos parlantes y esa forma de mirarnos que nos conmueve como a animales enjaulados. Lila dice, cinta más literaria de lo que recordaba. Una fortuna en una madrugada de cansancio en los ojos y el alma suave.





Hace días volvía a sorprenderme con el alcoholismo profundo y sin salida de Leaving Las Vegas. La única vez que Nicolas Cage ha hecho algo bueno de verdad. Ni Lynch le saco partido en Corazón Salvaje. Leaving Las Vegas es otra forma de amor: distinta, sin prejuicios, pura por enferma (socialmente enferma, se entiende). Aceptación sin límite de dos amantes. Besos y alcohol bajo el agua. Una auténtica maravilla volver a (re)encontrarse con este filme mayúsculo. Mayúsculo y bello.






[Public Image Ltd. reorganizándose. Rotten haciéndose fuerte. Todo es caer y levantarse. Pensaré en nada, que decía Carlos Berlanga]