miércoles, 21 de julio de 2010

Todo el temor al desorden

El desorden es un ritmo, un tono polifónico desagradable, como el picor en los ojos o la sed seca en la garganta. Respiro el alma de los callejones donde se besan los púberes precoces con lengua.

En todas las escuelas enseñan que el mundo es un lugar habitable. La primera de infinitas grandes mentiras. Y todas las tiritas arrugadas sellando las puertas que se abren por impulsos desastrosos. Luego, al menos, está arrepentirse.



Uno de estos días
las mujeres aparecerán desnudas
[por las calles,
aspirando el viento,
el anticongelante-
anticonceptivo de mi cuerpo.


Vengo sintiendo
que es horrible y hermoso
estar solo.


Las madres de los niños
escrutinan a través de las ventanas,
a través de algún agujero de la ropa,
cómo sobrevivir a todo,
cómo no morir estando vivos
(sus hijos, ya no ellas mismas).


Vengo sintiendo
que es horrible y hermoso
estar solo.

La carretera debería llevar a alguna parte.







[Daniel Johnston es la fragilidad. El resto son ficciones más o menos logradas]

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