
El tema es increíblemente complejo. Pero de lo que estamos hablando es de un futuro incierto para todos. Y más para unas nuevas generaciones (la mía incluida) que paga los tejemanejes de cincuentones especuladores, corruptos y que sólo piensan en un coche tipo todoterreno más grande cada vez(este tema, por cierto, muy interesante y muy freudiano). Los días pasan, pero la clase política se sigue considerando según las encuestas el tercer gran problema de este país. No tengo ni idea de cuál será la solución (ojalá la tuviese en mis manos), aunque de lo que estoy seguro es de que cruzarse de brazos, dejar pasar los días hablando de toros o del coño de la Bernarda, hace que nuestras condiciones y nuestras mentes empeoren, según el ritmo que marcan unos pocos con intereses económicos en cada una de sus muchas decisiones. Lo que está por venir será probablemente peor (todos lo repetimos continuamente, sin obviar lo evidente, pero en una exacta profecía autocumplida). Veamos qué será lo siguiente. Tal vez colgar públicamente a Belén Esteban sí o no en un referéndum popular que consiga índices de audiencia estratosféricos. La pela es la pela, que dicen los catalanes (unos cuantos tópicos nos hacen la vida más fácil a todos). ¿De qué deberíamos estar hablando hoy? No sé el orden exacto, pero no priorizar es lo que tiene, aunque las cortinas de humo ya sólo engañan, espero, a cuatro, ¿verdad?
Casi lo olvidaba, ayer mismo Azul eléctrico cumplía cinco años de existencia. Gracias por todas las felicitaciones.

[Y este fin de semana a La Plaza (Gijón), un lugar cómodo del que alejarse completamente del mundo. Lugar singular de la otrora escena más importante del norte (al norte del norte, que diría Nacho Vegas)]