martes, 29 de diciembre de 2009

Directo a pequeñoburgues

Reflexionábamos con unas cervezas delante de nosotros. Hoy continúo la inercia de aquellas palabras al ver que Belén Estebán es el segundo nombre más buscado en Google. Y me viene a la cabeza lo que decía el bueno de Villasol... "no todo es tolerable", con ese planteamiento nos han introducido todo (algunas cosas, casi ardiendo). No podemos aceptarlo todo (es inviable, además de una trampa). La tolerancia tiene límites. Luego, ya sólo queda la violencia, la agresión hacia el que humilla nuestra vida, hacia aquel que degrada la existencia (y que conste que no creo que canear a Belén Estebán sea la solución). Pero sí hacia ese modelo de televisión indigna y humillante hacia la inteligencia humana y el desarrollo de las personas.

Todo ello me hace pensar que hemos llegado a un punto de no retorno. Con la justificación sistemática del "todo vale", nos la han colado vilmente, como a unos niños que se creyeran a pies juntillas las reglas deformes del juego. Belén Estebán es la punta del iceberg, la de una idiocracia plenamente asentada, donde pensar está castigado, y donde dos españas (sí, y no las de tipo político que llenan los rotativos con intereses en mantenerlas) se dejan ver a las claras: una, la de los que creen que reflexionar hace crecer al individiduo y, otra, cada vez más creciente, donde tras horas alienado trabajando llega a casa, pone a sus hijos a jugar a la videoconsola y él o ella (es indistinto) se ponen frente al televisor a ver a la Estebán de turno, engordando día tras día, creyendo que el mundo es así y no merece, ni es posible, cambiarlo. No solo es anulado, sino que, paradójicamente, acepta encantado ser anulado, soltando, mientras tanto, frases del tipo: "Sólo quiero desconectar", "No me apetece pensar" o, la mejor, "Si lo ponen será que la gente lo ve". También, ay, Hitler fue elegido democráticamente.


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