miércoles, 4 de noviembre de 2009

Dandismo noctámbulo y vago


El dandismo es sufrido a la vez que glorioso, por eso me extraño sentándome en los taburetes de los bares.
Por eso me sorprendo cabizbajo, bebiendo cerveza (nada dandy) y viéndome más lejos de Baudelaire ("Hay que ser sublime sin interrupción").
Aspiro el calor que desprende la gente que baila y me entras unas ganas locas de fumar (menos dandy todavía el no hacerlo). Pienso que uno iba para Roger Wolfe y se quedó en poeta solitario de provincias.
Recuerdo cuando iba al café Gijón y estaba solo. No había escritores. Sólo trajes, corbatas y alguna adolescente largilucha que iba a comer con su padre.

Siempre acabo por pensar que el mundo y uno mismo estamos mal hechos.



1 comentario:

  1. El dandismo no se elige, te elige él a tí si quiere, te eligen aquellas, sus musas, para ser precisamente las tuyas. No está la intencionalidad y la impostura en su naturaleza.
    En el Gijón había unos tipos vestidos de marineros, que te acompañaban a la mesa. Los poetas de verdad están solos, pues es solo como mejor se ve el mundo dentro de uno mismo, amigo Julio. Nunca fueron al Gijón.

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