jueves, 15 de noviembre de 2012

Fetichista de ti


Creo que la conocí en un bar. Sí, creo que sí. Llevaba un jersey rojo y el pelo algo revuelto. No supe distinguir muy bien el color de su pelo. Simplemente nos miramos y algo cálido nos recorrió la espalda a ambos. Sé perfectamente lo que digo. Hablamos, nos miramos a los ojos y sonreímos mucho (la sonrisa es lo más excitante de una mujer, no tengo muchas dudas a ese respecto). Acabamos en mi pequeña buhardilla, llena de libros y carteles en color de conciertos. Nos lanzamos literalmente a mi cama deshecha. Ella se desnudo con cierta fluidez (probablemente el alcohol ayudó bastante) y nos pusimos a besarnos como dos adolescentes lúbricos con acné. Ella me mordía. Le quité el sujetador y lo puse sobre un montón de libros de Wilhelm Reich, Foster Wallace y Norman Mailer. Los libros tenían polvo y páginas dobladas a la esquina. Sus piernas temblaban un poco. Llevaba unas bragas negras con pequeños lunares blancos. Seguí a lo mío. Ella respiraba fuerte y cerraba los ojos. Gemía suavemente, como un animal confiado que se deja acariciar.






Su pecho estaba duro. Y la piel estaba plagada de esos adorables puntitos erizados. Se tocaba a sí misma y sonreía moviendo los labios y las mejillas de una forma muy excitante. Sus ojos brillaban. Me desabotonó mi camisa de rayas y me pasó la lengua por el centro del pecho, dejando una pequeña línea de saliva fina. Luego se pusó encima de mí y comenzó a frotarse lentamente. Gemía cada vez más fuerte. Se levantó ágil, se quitó las bragas y las lanzó lejos. Entonces nos pusimos a ello con una entrega apasionada, dura. El sexo fue fantástico. Perfecto como el champán frío. Sudábamos de un modo maratoniano. Al acabar ella miraba hacia el techo, en silencio y algo distante. No dijo nada en un rato. Yo tenía esa típica sonrisa tonta, así que preferí no hablar. Nos quedamos medio dormidos sin apenas decir nada, con la luz encedida y la música de la radio de fondo. Decidió quedarse a dormir conmigo. Cuando me desperté a la mañana siguiente no estaba. Se había ido. Como pude comprobar poco después, me había robado mi ordenador portátil y unos cuantos cedés. Me dejó a cambio sus bragas sobre el montón de libros de mi mesita. Las guardé en un cajón y me pusé a leer como si nada, mientras pensaba en sus pasos fieros sin nada bajo la falda y con mi ordenador bajo el brazo. En el metro más feo de Europa, que decía la canción.









[Creo que Talk Talk sonaban en la radio]











7 comentarios:

  1. Tópicos-tópicos-tópicos..

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  2. No son tópicos, fue real, yo llevaba un jersey rojo del bershka,lo del lanzamiento de bragas se lo ha inventado, yo jamás haría tal cosa, ni que mi vida fuera un anuncio, el portátil se lo llevó el otro chico, claro que de eso no creo que tenga c*j*n*s de contar nada....

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  3. No, no, no, Berska es demasiado mainstream. Y no, no te llevaste el portatil, te llevaste un volumen de Kafka y un par de vinilos pero le dejaste un libro de Fogwill que llevabas en tu bolso.

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  4. Bershka es ropa de "choni".
    La pija leonesa auténtica que se precie viste de Scirocco, Hana Bi, Crazy Cue o Covent Garden. Son tiendas jodidas de pronunciar pero aprenderéis. Lo demás es moda barriobajera, de retales del H&M o de trapitos del barrio de Armunia. Recordad guapas: Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

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  5. estoy de stradivarius, hasta los ovarius.

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