lunes, 26 de noviembre de 2012

Cinco libros para transformar(se)





1984, George Orwell

Un clásico. Uno de los títulos más visionarios de todos los tiempos. El manual perfecto para detectar las mentiras del poder y nuestro infinito grado de sumisión. Asusta pensar cómo un solo autor dio tanto en el clavo. Ideado tras observar los efectos del poder absoluto en la Unión Soviética, hoy es aplicable a cualquier democracia moderna no receptiva a las demandas populares (de aquí salió la idea del Gran Hermano todopoderoso). Tal vez la mejor guía para comprender la deriva totalitaria de nuestro tiempo (que aparenta no serlo). Y para colmo es buenísima literatura. Indispensable.


Los ejércitos de la noche, Norman Mailer

La verdad puede ser la mejor de las novelas. Bien lo sabía Truman Capote, pero también Norman Mailer. Con Los ejércitos de la noche Mailer ofreció el punto de vista interior de un hombre que forma parte de los hechos. No como espectador intelectual o diletante pasivo. El libro narra todo lo relacionado con las protestas para frenar la guerra de Vietnam en el Washinton de 1967. Desde los calabozos más humillantes al espíritu insurrecto de una generación que se levantó para volver a caer con el tiempo. Eso no obvia el gran talento escrito de Mailer y la importancia de lo sucedido. La técnica es perfecta, demoledora. Uno tiene la sensación de que en la narrativa contemporánea no se puede ser más preciso que el maestro norteamericano en este gran libro. Desde entonces, de los escritores también se espera acción, no sólo escritura.     
                                                    

Guía, Dennis Cooper

El último maldito vivo. El norteamericano Dennis Cooper vuelve aquí a dar rienda suelta a sus muchas fobias y filias personales (especialmente estas últimas). Drogas alucinógenas, hardcore y homosexualidad palpitante llevada a a su grado más extremo y literario. En nuestro país el prólogo corrió a cargo de Nacho Vegas, que no dejó de laurear a este enfant terrible amigo de toda la plana rock más yonqui. Willliam Burroughs llegó a decir de él que era el nuevo enviado. Cuenta también el bueno de Nacho que solía llevar una camiseta con el nombre del autor para lucir y epatar en Benicàssim. Falló. Cosas de la vida, a estas alturas solemos pensar que estamos preparados para leer casi cualquier cosa, este libro (también otros de Dennis Cooper) le demostrará que no. Conozca sus límites mentales, puede ser fascinante.


¿De qué vas?, William Sutcliffe

Ya habrá sentido en su piel que viajar es casi obligatorio. Sin caer en aquello que se decía mucho en el madrileño Café Gijón: "Ah, ¿pero tú todavía viajas?", Sutcliffe prefiere hacer una crítica demoledora (y divertidísima) de esa clase media que se va a la India prácticamente como una obligación curricular. La historia cuenta cómo un adolescente británico acaba por irse al culo del mundo por mantener la frágil relación con una chica. De paso acabará descubriendo qué es eso del amor y que la India es un foco de mosquitos y enfermedades. El autor más prometedor de la Nueva Bretaña en su novela más deliciosamente despiadada. Conocerla es amarla.
                                                                                                                                                                        

Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones, R. Vaneigem

Con el situacionismo pasó como con el surrealismo, que el personal se quedó sólo con el líder. Guy Debord y André Breton respectivamente (ambos bastante mandones). Este libro viene a demostrar que los segundos de a bordo pueden ser tan grandes o más. Si La sociedad del espectáculo de Debord era infumable (aunque había que decir que se había leído), el Tratado de Vaneigem resultaba una pura delicia. Todo claro, concreto, cercano y sin (demasiadas) dudas. Justo lo contrario que Debord. Este potente libro viene a demostrar que a veces es mejor conocer las sombras que la propia fachada de una idea. Hoy el situacionismo parece un nuevo decálogo subversivo en las carpetas de la mayoría. Comprendan perfectamente sus singulares instrucciones a través de este tratado de cambio interior y exterior.













[Foals, preparados para la transformación]
























2 comentarios:

  1. agree-agree-agree-agree-agree

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  2. la biblia del situacionismo para mí es el de Greil Marcus: Rastros de carmín. Una historia secreta del siglo XX.

    te lo cambio por el de Vaneigem!

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