
No tengo muchas dudas de que el WIC posee algo especial, ese cuidado y dedicación (casi artesano) de ir organizando las cosas con paciencia y buen gusto. Esa forma de traer al grupo punturo que, si no es de es de este modo, sólo iría a la ciudad del acueducto a por cochinillo o fabes de la Granja. Uno vivió allí y sabe cómo se las gastan estos segovianos con las cosas del comer. Ya digo, o este gente se ponen tibios a torreznos (insisto, sé de lo que hablo) o se dedican a montar conciertos o traer a gente como Catpeople, Guadalupe Plata o The Bleach. A dos de estos tres los hemos traído por León para animarnos y quitarnos también el frío de la desidia. Se lo decía yo un día al bueno de Adrián (voz de los Catpeople), "en este país, los grupos tocáis gracias a la gente apasionada". Tengo la sensación de que mis hermanos segovianos de sangre musical y exceso piensan lo mismo. Si quieren ver algo hecho con el corazón (no hay tantas cosas como uno cree), pasen por la mítica La escuela (en mi primera novela, El tiempo nos va desnudando, aparecía este mágico lugar noctámbulo de repetición y fin), y dejense acariciar por los mejores sonidos que hoy se hacen en este país. No lo piensen más: Voten pasión, voten WIC (Winter Indie City). Algo así como soñar despierto.

[Catpeople, gigantes en lo íntimo ]