lunes, 31 de mayo de 2010

Crónicas paralelas de un extraño festín

La feria de vanidades que es el Primavera Sound no fue lo más impresionante para mí. Al contrario, lo presuponía. La forma antes que el fondo (mal demasiado extendido hoy). Más bien me quedo con la música, los miles de sonidos que poblaron aquel lugar junto al mar, con aromas putrefactos y guiris de sonrisa eterna. Digo que me quedo con la música porque, en el fondo, no hay otra cosa con que quedarse. Las otras opciones son el exceso de publicidad y el cansancio. Por tanto, olvidados quedan para mi mente de lunes.



En cuanto a lo musical, tuve la suerte de contar con los sabios consejos del bueno de Eduardo García y el Sr. Villasol. No hay nada como la orientación cuando a uno le falla la decisión. He visto mucho, tanto, que necesito tiempo para asimilarlo. ¿Primeros recuerdos? Lee "Scratch" Perry y sus setenta y pico años haciéndonos bailar, todo con una sensualidad contenida y expresiva. Cuando el mundo miraba a los Pet Shop Boys, unos pocos oscilábamos al movimiento giratorio del pie de Perry. Inmejorale. Pero es que hubo más, la locomotora infernal de Japandroids, la inteligencia sonora de Shellac (sí, ya soy otro fan oficial de Albini y cía.), Built to Spilt y esa voz de las cuevas del alma, la oscuridad extra-ennegrecida de The XX, el apocalipsis desganado de The Fall... Como un buffet libre para alguien que lleva tiempo sin comer. Un peligro.



También me viene a la memoria un mal rato intenso, doloroso y profundo. Que, por suerte, se curó con soledad y más soledad. Tanta masa, no lo puedo remediar, me produce una tristeza aguda en los huecos internos. Eso me hizo perderme a los Pixies, o parte de los Pixies, porque lo que vi era técnicamente bueno, pero con menos alma que un palo de Chupa-Chups. No vi tampoco a Wilco, no vi a los Drums, no vi a Pet Shop Boys, no vi a Charlatans... no vi todo eso que la gente iba a ver como gurús de su intimidad (paradójicamente, qué cosas). Fui a encontrarme un poco más conmigo mismo, y ¿saben una cosa?, no lo conseguí, a cambio pude ver a un hombre que "parecía que iba a jugar al mus" (sobre Mark E. Smith en El País) y que emitió por su boca esas extrañas melodías apocalípticas que justifican, supongo, movilizarse miles de kilómetros. Aunque ya lo decía Pascal, la mayor parte de problemas surgen cuando uno no sabe estar solo en su habitación. Quizás de todo esto, la verdad, me quedo con un rato sin música, de lectura solitaria en la ciudad condal, una pareja madura regalándose flores y comiendo juntos. Intenté fotografiarlo, pero como todo lo bueno, se fue entre los dedos para siempre.


[Lee "Scratch" Perry en su estudio, viendo por un pequeño agujero el futuro/ nuestro futuro. Bailar o matar al azar, que decían los surrealistas, ya es lo único que nos queda]


1 comentario:

  1. Hola Julio:
    No habia visto ese corto sobre las grabaciones de Perry y la situacion politica en Jamaica.
    Muy bueno.
    EGG

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