
Cuando la sangre corre, el descontento es total, imparable. Y lo que puedo ver es una modificación sistemática, interesada y política de todos los hechos, desde la economía a las protestas, desde el enfoque (todo puede argumentarse desde cualquier punto de vista) a la inoperancia. El crack financiero es un preámbulo al crack emocional. La población, griega o no, no va a estar dispuesta a ceder infinitamente lo mucho que ha costado conseguir lo poco que posee en las manos (si no, la pérdida será terrible y radical; es la última de las oportunidades). Es más necesario que nunca releer a los situacionistas, el cambio urbano y todas sus propuestas. Comienza a destaparse el pastel. Veamos qué hay debajo.

[Como le decía por carta Freud a André Breton, padre del surrealismo, confío en las acciones de los jóvenes. El mundo es del que queda aquí para recogerlo, sus cenizas o sus mausoleos./ Two Door Cinema Club o mi confianza en el futuro. Primer disco de estos dandys con perspectiva y que, por supuesto, no debería pasar desapercibido]
No hay comentarios:
Publicar un comentario