miércoles, 10 de junio de 2009

Identificaciones (y otros males agradables)


Lo de identificarme de un modo maravilloso y obsesivo lo heredé de un libro, también, maravilloso y obsesivo, El tiempo de los asesinos (del genial Henry Miller). Hasta que al final, en veranos de mosquito y frío a la noche, me acababa identificando con el Dr. Fleischman de Doctor en Alaska. Lo cierto es que demasiado no nos parecemos -el personaje y yo-, es judío, friolero y consecuente, pero también adora New York (sin visitarlo también lo adoro), la natureleza le parece aburrida e idealiza a las mujeres en casi todos sus actos. Un día -en un capítulo brevísimo y bello- soñó hacer lo que yo siempre he soñado hacer, cantar el "Simple Irresistible" de Robert Palmer con un coro-grupo de mujeres gélidas y perfectas, haciendo esos movimientos de piernas todas al unísono. Y entonces me dí cuenta de que sí, de que todos somos el mismo, en Alaska o en esta ciudad fría y encantadora que es León.


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