domingo, 23 de agosto de 2009

Disparar como solución a los problemas



Ayer mismo me adentré en un film clásico, trepidante y medianamente violento: El demonio de las armas (Gun Crazy en su título original). Película predecesora de muchas otras, entre ellas de mi adorada Bonnie & Clyde, narra la apasionada relación de un chico con las armas, esa pasión le llevará a dar malos pasos, pero sobre todo uno que será trágico, conocer a una chica que, como él, también tiene una relación intensa con las armas. Robos, culpa y algo de felicidad en una cinta que, pese a la ingenuidad del cine de los 40, tiene muchos aciertos y buenos momentos. No se la pierdan (eso sí, si tienen acceso a ella).

Por otro lado, continúo con El mal de Montano de Vila Matas, que, sobre todo, vuelve a demostrarme la capacidad sobrenatural de Enrique de contar historias. Habla del mal de la literatura (un mal que, creo yo, nos salva y nos persigue a partes iguales). Muy destacable, también, un librito de Lepoldo María Panero en uno de sus mejores momentos creativos, Así se fundó Carbnaby Street. De nuevo, agradezco la poesía como la posible fuente en días de calor y azufre. Experimental, bizarro y excesivo, justo lo que poéticamente necesitaba. Lo que me hace improvisar unos versos a lo Panero, maestro loco y visionaro en la distancia:

Los niños han venido jugando hoy con la calavera de un gato,
Mientras, mi vecino ha sacado a tender su ropa de color amarillo
[y verde chillón,
Las ancianas asustadas han apostado su pensión en la ruleta del supermercado
[y no se han llevado apenas frutas, sólo un par de dátiles,
Los muertos no quieren levantarse ante el espectáculo.
Dios (y casi nadie lo sabía) pretendía dormir hoy la siesta.



Por influencia del bueno de Edu me he hecho con un recopilatorio de Dub, de un tal King Tubby, según el libreto, el padre de todo el asunto. Lo llevó con las ventanillas bajadas (por el calor) y parezco un rastafari a punto de pedir la legalización del cannabis. De nuevo, y es lo que resulta más preocupante, se impone la inercia de los días...

1 comentario:

  1. Y UNOS ME LLAMAN CHAVAL, Y OTROS ME DICEN CABALLERO, ALGUNO NO SE HA QUERIDO PRONUNCIAR.
    LO HE PASADO BIEN, Y CASI CONOCI EN UNA OCASION A MICHI PANERO, Y ES BASTANTE MAS DE LO QUE JAMAS SOÑARIAS EN MI VIDA.

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