jueves, 18 de julio de 2013

Antes de que se apague


Antes de medianoche es el aparente cierre de esa singular trilogía sobre el amor de Linklater. Singular y perfecta por su tratamiento único del tema, tanto a nivel estético como psicológico. De hecho, creo que la trilogía de Linklater es uno de los mejores carboncillos posibles que sobre el tema ha realizado el cine más reciente. En su nueva entrega, tras aquella dosis hipercalórica de entusiasmo y romanticismo de la primera parte (Antes del amanecer) y después de aquel reencuentro lleno de matices y sofisticación (Antes del atardecer), llega la inevitable dosis de realidad y conflicto de una relación duradera. Antes de medianoche es casi un espejo sin deformaciones de las relaciones más maduras, de sus altibajos más endebles y un trabajo exhaustivo de comprensión y aceptación de la pareja contemporánea. Una pareja en la que todavía pervive la lucha de sexos, el engaño, las dudas, el miedo al futuro, las inseguridades o la propia inestabilidad emocional, en una combinación fiel al espíritu de cambio de un época. Resulta esclarecedora esa conversación a cuatro bandas, mientras comen, de parejas de diferentes edades y en diferentes etapas, transmitiendo desde la ingenuidad en permanente cambio de los adolescentes hasta la sencillez visionaria/visceral de los más ancianos. Es uno de esos momentos que el cine regala de cuando en cuando para comprender un poco mejor la vida misma.







Linklater decidió dar a la tercera entrega de esa pareja maravillosa que es Ethan Hawke y Julie Delpy (siempre entusiastas, siempre complejos) una visión más agridulce, con cambios bruscos, inevitables, introduciendo incluso terceros (ese hijo de un anterior matrimonio y esas gemelas que son como una sombra que envuelve todo el relato) en una calma temporal que desempolva todos esos conflictos atrasados o pendientes. Persiste, eso sí, cierta provocación viva entre ambos, un humor ingenioso y a prueba de balas, y esa pasión vehemente que a veces aniquila a los otros. Y por supuesto los reproches, ese mal endémico que al final no ha ayudado a absolutamente nadie. Es decir, más allá de sus rasgos atípicos (pocas parejas poseen una comunicación tan duradera, carismática y creativa), la pareja Hawke-Delpy lleva consigo algo de todos nosotros, de nuestra forma radical de enamorarnos en Occidente, de nuestra intimidad más excesiva, del tipo de persona en que nos vamos convertiendo progresivamente y, en definitiva, de las relaciones entre los dos seres más extraños y fascinantes de la naturaleza. Decía Freud aquello de que la felicidad es la capacidad de amar y trabajar. Linklater ha dado forma a ambas cosas. Y se nota.


















[Before Midnight,  añadir realidad a la fórmula]










2 comentarios:

  1. diálogos muy inteligentes (incluso pretenciosos) que la hace un poco CARGANTE en general. Cómo viven los bohemios! siempre me gustaron más sus pelis de animación, pero disfruté la velada porque a mi parienta le encantó.

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  2. Una ligera intuición me dice que muchas fotos de las que hay en esta página te van a gustar.
    http://finofilipino.org/post/67147655557/grandes-fotos-historicas-que-seguramente-no-hayas-visto

    -Alicia

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