lunes, 29 de noviembre de 2010

Dudas respecto a un Nobel

En el reciente artículo de Paul Krugman sobre la economía española en El País hay una serie de errores de bulto. Tan de bulto que me hacen dudar de varias cuestiones. Creo que sabe de economía (no voy a ser yo quien lo ponga en duda), pero este hombre no tiene ni idea de la idiosincrasia y la jeta rampante de este país. En el texto asegura que "los problemas se estaban desarrollando bajo la superficie. Durante el auge, los precios y los salarios crecieron más rápidamente en España que en el resto de Europa, ayudando a alimentar a un gran déficit comercial". Cualquiera que viva en la realidad y no sólo lea libros o revistas de Economía sabra a la perfección que esto no es ni ha sido así. Si no que salga a la calle y pregunte. Más bien al contrario, los sueldos siempre estuvieron estancados, no crecieron en proporción a la vida o los precios del consumo (y la burbuja inmobiliaria precisamente no ayudó a ello). Los trabajadores siempre hemos perdido y, desgraciadamente (en esto soy pesimista y estoy de acuerdo con Krugman) seguiremos perdiendo ("Lo que significa todo esto para España son perspectivas económicas muy pobres para los próximos años"), viviendo en ese error injusto y esencialmente antidemocrático en donde siempre pierden los mismos. La banca, suele decirse, siempre gana en estos casos. Y si encima tiene las leyes electorales a su favor, ni les cuento (veáse el manifiesto que se publicaba recientemente sobre el bipartidismo obligatorio, en donde el resto de fuerzas electorales es casi imposible que tengan más fuerza política -valen más los votos del PP-PSOE que los de cualquier otro partido).


Luego está el caso islandés, aparentemente fatal y demoledor. Pues resulta que años después de su grave crisis, y tras rechazar popularmente el rescate de la banca (se decidió despedir a los directivos y nacionalizarla), ahora van los tíos y se van recuperando con pulso firme. Está claro que la repetida salvación financiera de un país (parece un mantra), luego de otro y otro, es otra trampa donde siempre se cubren las espaldas también los mismso (curiosamente distintos a esos otros "mismos" de antes). Está claro que esta crisis (propiamente una "recesión", hace mucho que dejo de ser una crisis) va a reforzar planteamientos de compotetividad trasnochada, veáse algo así como trabajar más y ganar menos, sino lean por vds. mismos lo que opina el Nobel yankee :"España debe lograr la "devaluación interna": tiene que recortar los salarios y los precios hasta que sus costes estén otra vez en línea con los de sus vecinos" (y creánme señores que es la dirección exacta a la que vamos). Resumiendo, vamos, quieren algo tan caótico como que trabajemos como chinos, gastamos como norteamericanos y empecemos a ahorrar como nuestros abuelos porque quieren materializar dinero que se ha volatilizado en las viviendas y su especulación, además de su inevitable y previsible (sí, previsible, salvo para el que no lo quisiera ver) explosión posterior. Pero mientras la máquina siguió dando dinero, quién se va a quejar. Si es que han dado demasiada educación a las clases populares, ay.

¿Saben algo? Pasé lo que pasé después de esta recesión, Krugman seguirá cobrando un buen montante por su artículo-columna fallido, y menda escribiendo estas notas gratuitamente y sin ningún interés concreto. Pero resulta que yo estoy del lado de los que habitualmente pierden. Y los prefiero, Mr. Krugman. Lo suyo huele a grasa de la máquina. Y chirria tanto.








[The Church, esa iglesia a la que todos quisiéramos pertenecer como fieles de manos juntas. Melodías eclesiásticas para un lunes oscuro al norte del norte]



2 comentarios:

  1. interesante leerte, y como dijo aquel, todo fracaso guarda una victoria..

    saludos

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  2. yo creo que si a ese krugman le han pagado un céntimo por escribir esa columna,ya ha cobrado demasiado.

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