Las injusticias y el desfalco de humano y de humanos crece por momentos, como una marea de petróleo negrísimo. Me han llevado el alma y cierto idealismo en la esquina de una calle (siempre vacía y solitaria, claro). Caminé desnudo, buscando algo de algo en los contenedores verdes. He utilizado revistas y libros como material/ ropa interior. Los desnudos y los muertos que decía el otro. Suelo ser triste, sobre todo porque el "hombre" (como entelequia), a veces, deja mucho que desear. Otras, en cambio, me hace creer que este es el mejor de los mundos posibles. Y esa, curiosamente, es su mayor fortaleza. Eso sí, todavía sigo desnudo por la calle de la ambición-civilización. Creo que es un sentimiento general.
En otro orden de cosas, celebro todas y cada una de las mujeres de mi vida (Esther, por supuesto, Ana Fdez Manchón, Myriam...). El mejor regalo de los dioses beodos.
NOVELA: Javier Mateo Hidalgo.
Hace 14 horas
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