miércoles, 17 de junio de 2009

Sintiendo música (no sólo escuchando)

La leyenda del DJ Frankie Wilde, reconozco, es una película singular, atrevida, provocadora, etiquetas que se han colocado fácilmente a su lado, pero lo que no es,segurísimo, es una comedia. Que alguna vez te rías, no quiere decir que sea un cachondeo (fíjese uno en la propia vida). Perder algo (y no quiero adelantar más) es doloroso, golpearse contra las paredes un abismo en vida, la droga y sus alucinaciones un puñal clavado muy dentro...por tanto fuera la eiqueta de comedia. Hablamos pues de una pérdida.Lo otro departamentos de ventas que no saben lo que venden.



Recomiendo la película. Sobre todo porque retrata la época de desenfreno de Ibiza (cuando era el centro del mundo, y poco antes de que fuera destino turístico masivo del joven medio con posibles y el m2 altísimo -post-hippy y pre-business-). Aparecen sus fiestas excesivas, el trato a los dj´s como dioses en la tierra (justo justo en la punta de la pirámide de los entes relacionados con la música). Pero la película no sólo narra el ascenso-caída-ascenso (sí, ese final es un ascenso mayor si cabe)de un dj masivo y reconocidísimo, también habla de todo aquel que rodea al éxito, de los negocios sin escrúpulos, las drogas... todo eso se pierde y hay que renacer; y es ahí donde el film crece, nos habla de re-inicios, de luchas contra uno mismo...Me queda el recuerdo agradable de Frankie, al final, echando agua en la cara a esos niños. La música para todos, como la única y verdadera democracia.


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