Llevo leyendo unos días, junto a El mal de Montano (que, por cierto, va creciendo en intensidad y confundiéndome en cuánto a quién es Vila Matas y sus personajes), una vieja biografía de saldo que encontré de Buddy Holly, en aquella también vieja editorial de músicos internacionales (Ediciones Júcar, Colección Juglares). Unos libros que han educado e influido a muchas generaciones de melómanos, con libros maravillosos como aquel de El Zurdo sobre las Vainica Doble o el Gay Rock de Haro-Ibars, del que extrajo la buena de Alaska ese mismo nombre (de una canción de Lou Reed). Por tanto, seguiré disfrutando con la por lo demás neutra vida de Holly, un chico que, eso sí, lo quería todo y admiraba a Elvis.
Yo estos libros me encantaban de chaval, pero nunca tenía apenas dinero para comprar ninguno. Ahora, me he hecho con muchos de ellos, y tengo la sensación de que me resarzo de aquellos años, mis pocos discos y una vida que, sobre todo, tiene sentido con el mal de la lectura (otra vez Montano y Vila Matas).
Creo que es difícil no identificarse con este chico de gafas de pasta...
DE NADIE EL AGUA DEL RÍO por PABLO OTERO
Hace 18 horas
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