miércoles, 19 de agosto de 2009

De admiraciones e indignaciones


Admiraciones, claro, a un hombre como Enrique Vila-Matas, creador infatigable, de imaginación portentosa y francotirador del presente y la literatura de más nivel. Ayer mismo me hice con "El mal de Montano". Lo comencaré con devoción en breve (aunque ya preveó mi futuro placer). Yo a Enrique no sólo lo admiró como creador, sino también en lo personal, en su modo de ver y entender las cosas, en esa forma suya de hacer ensayo dialogando. Admiración pues para él (y muy merecida, por cierto). Si todo el mundo de las letras fuera así (lo sé de buena tinta) otro gallo cantaría.


Indignación para la nueva publicidad de Ikea que ya lleva unas semanas emitiéndose. Por varias cuestiones que intentaré explicar: primero, es evidente que está cambiando o cambiará sustancialmente la línea económica general, por lo que muy seguro tocará ajustarse el cinturón (se podría hacer otras diatribas sobre eso), lo que no pueden pedir es que encima lo hagamos cantando, de buen rollo y demás; segundo, no creo que a ningún joven de este mundo medianamente razonable le guste tener que volver a casa de sus padres si ya se había independizado, es un paso atrás a todas luces y tiene algo de humillente, pero eso sí, hay que cantar como descosidos, comprar muebles-basura (como la comida basura, los trabajos basura...) y aguantar, pero mientras... hay que cantar "donde caben dos, caben tres..." y tercero, el peligro de una melodía que se adentra en el cerebro y las entreñas sin poder desenbarazarse de ella (algo realmente maquiavélico) como un mantra perfecto para unos tiempos basura.





Bueno, pondré algo de música porque sino os veo cantando todo el día "donde caben dos...", mejor algo de Blondie, una de las canciones que siempre más he tarareado, "Heart of Glass".


No hay comentarios:

Publicar un comentario